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La Orden de Nuestra Señora de la Merced entre reformas, 1574-1692 : el convento de Valladolid y los obispos mercedarios de Michoacán
Yolanda Guzmán Guzmán
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Mercedarios
Monasticismo y Ordenes Religiosas
Mercedarios -- México -- Historia
La historia de la Orden de la Merced comienza en el siglo XIII, y está marcada por una serie de cambios en sus constituciones como consecuencia de las adaptaciones y reflexiones sobre su carisma redentor. Una de ellas fue la de 1574 durante el gobierno de Felipe II; y de igual manera, en 1692 la orden fue reconocida como mendicante. Estos años indican el periodo de estudio de esta investigación. La aventura mercedaria en el Nuevo Mundo empezó con los viajes de Cristóbal Colón y con algunos frailes que acompañaron a los primeros conquistadores como sus capellanes. La Merced tuvo un desarrollo distinto en los territorios que conformaban la Audiencia de los Confines (actualmente Centroamérica) y el resto de los virreinatos en el sur del continente, en comparación con la Nueva España. En tierras novohispanas se dedicó a la administración de sacramentos en villas y ciudades de españoles; mientras que en el resto de las Indias fue una de las órdenes fundadoras reconocida por su labor de evangelización. Esta diferencia en las actividades ha delineado la producción historiográfica sobre La Merced, la cual ha privilegiado el tema del trabajo de cristianización. En la Nueva España, la orden logró establecerse en la ciudad de México en 1594 con el objetivo de fundar un colegio para que los mercedarios de Guatemala pudieran asistir a la universidad. Después de 1604, la orden empezó a erigir más conventos con la finalidad de recaudar la limosna para la redención de cristianos cautivos. El convento mercedario de Valladolid de Michoacán tuvo como principal justificación la recolección de esta limosna, lo cual permitió que sus frailes organizaran, a lo largo del siglo XVII, una red social que facilitó su integración y su estadía junto a las demás órdenes religiosas ya establecidas en la ciudad. En el episcopologio del obispado de Michoacán hubo dos gestiones consecutivas de frailes mercedarios: fray Alonso Enríquez de Toledo (1624-1628) y fray Francisco de Ribera (1630-1637). La presencia de estos prelados hizo más visible a La Merced en la urbe y agilizó su articulación con la sociedad.
01-06-2016
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